Un niño con el cerebro fuera del cráneo consigue salvar la vida gracias a la impresión 3D

cerebro

Casos que hasta ahora eran muy difíciles de solucionar por parte de los cirujanos ahora parece que tienen soluciones mucho más sencilla o al menos una tasa de éxito mucho mayor gracias a la impresión 3D. Con esto en mente hoy quiero presentarte el caso Bentley Yoder, un pequeño bebé norteamericano que al nacer lo hizo con el cerebro fuera de su cabeza. Un caso extremo que los padres ya conocían desde la vigésimo segunda semana de embarazo, justo cuando fueron informados por los doctores de que su bebé vendría al mundo con un hueco en la cabeza lo que limitaba prácticamente sus opciones de vivir.

Después de varios días informándose y tomando una decisión, los padres del joven Bentley decidieron no recurrir al aborto y terminar con el embarazo. Como era de esperar, llegado el momento el joven nació con el cerebro fuera de la cabeza debido a una enfermedad congénita conocida como encefalocele que no es otra cosa que el hecho de que un divertículo del tejido cerebral y de las meninges se sale del cráneo por algún orificio y se desarrolla por fuera. Esto suele provocar la muerte del feto al nacer o a las pocas horas.

Según relatan los padres del bebé, al nacer los médicos les dijeron que su pequeño hijo era «incompatible con la vida» pero, de forma milagrosa, los días iban pasando y el pequeño Bentley lo único que mostraba eran síntomas de todo lo contrario, tenía una enorme fuerza y un instinto de supervivencia únicos que lo hicieron vivir por más de siete meses gracias a John Mara, un médico del Hospital Infantil de Boston que ya había realizado cirugías en casos parecidos por todo Estados Unidos.

Para conseguir salvar la vida al pequeño Bentley, John Meara decidió crear un plan con el que abrir completamente el cráneo de Bentley como si de una flor se tratase de forma que pudiese acoger en su interior el cerebro. Para cerrar de nuevo el cráneo decidió tomar dos segmentos del mismo y entrecruzarlos en a parte superior de la cabeza del bebé. Para probar su idea, el cirujano se sirvió de una impresora 3D, lo que le permitió crear un modelo y estudiarlo detenidamente haciendo las pruebas que fueron necesarias.

Después de todo esto y encontrar una forma de intervenir al pequeño Bentley todavía se encontraron con un nuevo problema y es que necesitaban que el bebé creciera un poco más para que el cráneo fuera lo suficientemente resistente como para soportar la intervención. De esperar demasiado el encefalocele podría llegar a romperse causando la inmediata muerte del bebé. La intervención finalmente se produjo a los 7 meses de edad siendo todo un éxito aunque todavía deben realizarse sobras dos operaciones más hasta que el cráneo de Bentley quede completamente sano.


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