La implantación de la cirugía robótica asistida por robot gana tracción en el sistema sanitario español, con nuevas adquisiciones, análisis de resultados y formación de profesionales en distintas autonomías. En paralelo, se afina la evaluación de costes y beneficios para orientar dónde y cómo crecer sin desatender la sostenibilidad.
Mientras se consolidan los programas en hospitales de referencia, surgen estrenos en islas y provincias que amplían el acceso de los pacientes a procedimientos menos invasivos, y se difunden casos clínicos que evidencian la capacidad de estos sistemas para resolver situaciones complejas con mayor precisión.
Galicia mide impacto y planifica nuevas adquisiciones
El departamento de Sanidade gallego revisa en detalle la actividad de sus robots quirúrgicos para decidir la ampliación de equipos. La consellería analiza indicadores como tiempos quirúrgicos, estancia hospitalaria, bajas, necesidad de transfusiones y complicaciones, comparando resultados frente a técnicas como la laparoscopia.
El servicio público incorporó en 2021 siete plataformas Da Vinci, una por cada área sanitaria, en una operación de 20,5 millones de euros. Desde entonces, los quirófanos gallegos han contabilizado unas 11.400 intervenciones con ayuda robótica, con especial presencia en procedimientos urológicos y oncológicos.
La intención de adquirir más dispositivos se supedita a hacerlo “de forma racional”, equilibrando demanda, resultados y presupuesto. En áreas como A Coruña y Vigo, donde la presión asistencial es mayor, los profesionales reclaman un segundo equipo por la saturación de agendas pese al uso continuado.
La inversión no se limita al desembolso inicial: la implantación y mantenimiento de estos sistemas ha supuesto, para los primeros años de actividad, decenas de millones en contratos y servicios. Sanidade cifra en 56 millones de euros los tres primeros ejercicios de funcionamiento desde la puesta en marcha, un gasto que se busca compensar con menores complicaciones y altas más tempranas.
De este modo, el siguiente paso pasa por cuantificar con precisión el impacto clínico y organizativo de cada robot antes de extender la dotación, priorizando donde se justifique por carga de casos y mejora de resultados.
Canarias y Castilla y León: estrenos, nuevas especialidades y formación
El Hospital Universitario Doctor José Molina Orosa (Lanzarote) ya opera con su nuevo sistema robótico. Con una inversión aproximada de 1,7 millones de euros, el Da Vinci Xi comenzó a funcionar el 24 de septiembre y ha sido presentado oficialmente con la asistencia de autoridades sanitarias. El objetivo es realizar al menos 150 intervenciones anuales y ampliar la cartera de procedimientos de alta precisión.
El equipo se destina a tejidos blandos en especialidades como cirugía general y digestiva, urología y ginecología, con extensión progresiva a otras áreas. Entre sus ventajas se cuentan una mayor precisión, mejor ergonomía para el cirujano, menor sangrado, menos dolor posoperatorio y estancias hospitalarias más cortas.
La plataforma consta de tres módulos principales: la consola del cirujano (con visión 3D y mandos que filtran el temblor), el carro de paciente con los brazos robóticos donde se acopla el instrumental, y la torre de visión para procesado y visualización. Su instalación ha requerido pruebas de carga del quirófano y la acreditación progresiva de equipos, con dos cirujanos principales y profesionales en formación.
Además de elevar la calidad asistencial, la dirección insular confía en que la robótica contribuya a atraer y fidelizar talento sanitario, clave para consolidar servicios en islas no capitalinas sin derivaciones innecesarias.
En Castilla y León, la consejería ha dado luz verde a la incorporación de la cirugía robótica en Traumatología en el Hospital de Salamanca, con previsión de estrenar las primeras artroplastias asistidas por robot antes de fin de año. Se prioriza evitar dependencias de un solo proveedor y se explora la cesión de equipos para reducir el desembolso inicial, centrando su uso en prótesis de rodilla y cadera con deformidades complejas.
Los traumatólogos salmantinos, que ya superan las 300 intervenciones anuales con el Da Vinci existente, plantean la necesidad de un segundo robot ante la alta demanda, en línea con lo estudiado para otros hospitales con ocupación máxima del sistema.
La proyección tecnológica también se ha dejado ver en Segovia, con una jornada científica dedicada a la cirugía robótica avanzada donde se mostró el robot Versius. Su diseño modular promete más flexibilidad y adaptación a distintos quirófanos, si bien su coste, entre 2 y 3 millones de euros, exige una planificación realista del gasto.
Más allá de la infraestructura, siguen acumulándose ejemplos clínicos de alto impacto. En un caso reciente, un paciente de 42 años con hipertensión severa y sospecha de feocromocitoma fue tratado con una adrenalectomía robótica mediante Da Vinci Xi. La plataforma permitió un acceso delicado a la vena suprarrenal y una disección precisa con mínima manipulación tumoral, evitando descompensaciones hemodinámicas y logrando la retirada de varios fármacos antihipertensivos.
Este tipo de procedimientos ilustra cómo la robótica ayuda en patologías de difícil abordaje, al combinar visión aumentada, instrumentación articulada y filtrado de temblor, factores que reducen riesgos y facilitan la rápida recuperación del paciente.
Con la hoja de ruta marcada por los datos y la demanda asistencial, las distintas consejerías de Sanidad ajustan inversiones, formación de equipos y elección de plataformas para que la cirugía robótica se integre allí donde más valor aporte, asegurando sostenibilidad y acceso equitativo.