
La nueva planta de ensamblaje de baterías en Martorell se ha convertido en el símbolo más visible de la transformación eléctrica de Seat y del Grupo Volkswagen en España. La instalación, integrada en el complejo industrial del Baix Llobregat, se plantea como una pieza clave para que el país gane peso en la cadena de valor del coche eléctrico en Europa.
Con esta puesta en marcha, la fábrica catalana da un salto definitivo hacia la producción de vehículos 100% eléctricos y se consolida como una de las plantas estratégicas del consorcio alemán. Directivos, representantes institucionales y sindicatos coinciden en señalar que no es solo una ampliación de capacidad, sino una apuesta industrial de largo recorrido que aspira a “democratizar” la movilidad eléctrica en el mercado europeo.
Una inversión récord para transformar Martorell
La nueva planta, conocida internamente como Taller 20, forma parte del ambicioso plan de electrificación del Grupo Volkswagen en España, valorado en 10.000 millones de euros. De esa cifra, en torno a 3.000 millones se han destinado a Martorell para adaptar las líneas de producción, modernizar procesos y poner en pie esta instalación específica de ensamblaje de baterías.
Solo la construcción del Taller 20 ha supuesto una inversión directa de 300 millones de euros y se ha completado en poco más de dos años, un plazo relativamente ajustado para una planta de estas dimensiones. En este tiempo, la compañía cifra en más de 400 empleos directos y más de 100 indirectos los puestos vinculados a la nueva unidad, muchos de ellos ligados a procesos robóticos de alta precisión y a tareas de ingeniería y mantenimiento avanzado, incluyendo pruebas de compatibilidad electromagnética.
Seat encuadra este proyecto dentro de su participación en el PERTE VEC y otras líneas de apoyo públicas, con más de 90 millones de euros en ayudas procedentes de distintas convocatorias estatales. La empresa y el Gobierno coinciden en presentar la planta como un ejemplo de colaboración público-privada para asegurar que la transición hacia el coche eléctrico se haga con base industrial en territorio español.
En paralelo, Martorell ha ido adaptando sus talleres de carrocería, pintura y montaje para poder fabricar tanto modelos de combustión e híbridos como vehículos completamente eléctricos. Una vez completada la transformación, la factoría aspira a una capacidad máxima de 600.000 vehículos anuales, de los que hasta la mitad podrían ser eléctricos en el medio plazo.
Capacidad: una batería cada 45 segundos
La planta de ensamblaje ocupa una superficie de 64.000 metros cuadrados, el equivalente a varios campos de fútbol, dentro del propio recinto de Martorell. Allí se reciben las celdas de batería, se ensamblan en paquetes completos y se preparan para su instalación en los vehículos que salen de las líneas de producción contiguas.
El nivel de automatización es elevado: la instalación está dimensionada para producir un sistema de baterías cada 45 segundos. Traducido a volumen anual, eso supone 1.200 packs al día y hasta 300.000 sistemas de baterías al año cuando funcione a pleno rendimiento con tres turnos. La previsión es llegar a alrededor de 500 trabajadores asociados a este taller, entre personal directo e indirecto.
Una de las particularidades de Martorell es la conexión física entre el Taller 20 y el área de montaje final. Los sistemas de baterías terminados se desplazan mediante un puente o túnel automatizado de unos 600 metros que enlaza la nave de ensamblaje con el taller principal donde se montan los vehículos. Este corredor, ya operativo, permite transportar los packs de forma continua, sin necesidad de camiones internos ni maniobras adicionales.
Según explican desde la compañía, esta solución logística reduce tiempos, costes y riesgos de manipulación, a la vez que simplifica la organización interna de la planta. Además, sitúa físicamente la producción de baterías “en el corazón” del complejo, muy cerca del Centro Técnico de Seat, donde se desarrollan los nuevos modelos eléctricos urbanos del grupo.
Sostenibilidad: energía solar y ahorro de recursos
La nueva instalación no solo se ha diseñado para ganar capacidad productiva, sino también para disminuir la huella de carbono de la fábrica. El edificio incorpora en su cubierta alrededor de 11.000 paneles solares, que según los cálculos de la compañía pueden llegar a aportar hasta el 70% de la electricidad necesaria para el ensamblaje de los sistemas de baterías.
Esta apuesta por la generación fotovoltaica se complementa con un sistema de recogida y gestión de aguas capaz de almacenar un volumen equivalente a tres piscinas olímpicas. El objetivo es reducir el consumo de agua potable, reutilizarla en distintos procesos y mejorar la resiliencia de la planta ante posibles episodios de sequía, un aspecto cada vez más relevante en Cataluña.
En el diseño del Taller 20 también se han introducido procesos optimizados de logística interna, menor necesidad de movimientos externos y una distribución pensada para minimizar desplazamientos y tiempos muertos. La compañía subraya que la combinación de digitalización, automatización y eficiencia energética debería traducirse en una reducción sustancial de emisiones por vehículo producido.
Sobre el producto en sí, la planta trabajará con el sistema de baterías MEB+, la evolución de la plataforma eléctrica del Grupo Volkswagen. Esta arquitectura incorpora la llamada “celda unificada” y un diseño de tipo cell-to-pack, en el que se elimina la etapa intermedia de módulos. Con ello se busca aumentar la densidad energética y recortar costes, factores críticos para poder ofrecer coches pequeños eléctricos a precios competitivos.
La química principal prevista para estas celdas incluye variantes como el litio-ferrofosfato (LFP), que destaca por su estabilidad y por un coste inferior a otras tecnologías. Aunque la compañía no ha detallado aún de manera exhaustiva todas las especificaciones, sí insiste en que el enfoque pasa por ganar flexibilidad industrial y poder adaptar la producción a distintas necesidades de autonomía, rendimiento y precio.
Origen de las celdas y papel de Sagunt en la red europea
Uno de los puntos más sensibles del proyecto es la procedencia de las celdas de batería que se ensamblan en Martorell. El plan estratégico del Grupo Volkswagen contempla una red de producción propia en Europa, liderada por PowerCo, su filial especializada en baterías.
En una primera fase, la planta catalana ha empezado a trabajar con celdas procedentes de instalaciones ya operativas del grupo en Alemania. Mientras tanto, se avanza en la construcción de la gigafactoría de Sagunt (Valencia), que en el futuro debería convertirse en el principal proveedor de celdas para Martorell y para otras fábricas del consorcio en el continente.
La idea es articular una “columna vertebral” de electrificación en España, con la producción de celdas concentrada en Sagunt y el ensamblaje de baterías y vehículos en plantas como Martorell o Landaben, en Navarra. De esta forma, buena parte de la cadena de valor del coche eléctrico permanece dentro de la Unión Europea, reduciendo dependencia de proveedores externos y reforzando la seguridad de suministro.
Responsables del proyecto destacan que la célula unificada de PowerCo está pensada para funcionar como una plataforma tecnológica global, válida para distintas marcas y segmentos. La producción en Martorell se beneficiará de esa escala al poder compartir componentes, procesos y estándares con otras fábricas del grupo, tanto en Europa como en otras regiones.
Esta estrategia encaja con las prioridades industriales de la UE, que busca reforzar su autonomía estratégica en sectores como el de las baterías, muy expuesto a las tensiones geopolíticas y a la competencia asiática. Para Seat, situarse en ese eje de desarrollo supone no solo asegurar el suministro, sino también ganar peso en el diseño y la industrialización de futuras generaciones de baterías.
Cupra Raval e ID. Polo: los primeros beneficiados
El arranque del Taller 20 está directamente ligado al lanzamiento de la nueva familia de coches eléctricos urbanos del Grupo Volkswagen. En Martorell, los dos grandes protagonistas serán el Cupra Raval y el Volkswagen ID. Polo, modelos llamados a situarse en la parte de acceso de la gama eléctrica del consorcio.
La previsión de la empresa es que la planta de baterías alimente de forma exclusiva las líneas de producción de estos modelos a partir de 2026. De esta forma, los packs producidos en el Taller 20 se instalarán prácticamente a continuación en los vehículos que avanzan por el Taller 10, sin largos desplazamientos ni almacenajes intermedios.
El Cupra Raval está llamado a ser el primer urbano 100% eléctrico desarrollado en Martorell, con un posicionamiento de precio que rondará los 26.000 euros en sus versiones de acceso. La marca ha avanzado que contará con varias ediciones de lanzamiento, con potencias que superan los 150 kW en las configuraciones más prestacionales y autonomías estimadas de entre 400 y 450 kilómetros, en función de la versión y la batería elegida.
Además de su papel como modelo de entrada a la gama eléctrica de Cupra, el Raval incorporará algunos detalles simbólicos, como la integración del catalán entre los idiomas disponibles en su sistema de infoentretenimiento. La firma busca así reforzar el vínculo con el entorno de Martorell y proyectar una imagen de vehículo urbano europeo, con una fuerte personalidad propia.
En paralelo, el Volkswagen ID. Polo se situará como la propuesta equivalente dentro de la marca Volkswagen, compartiendo arquitectura básica y sistemas de batería ensamblados en Martorell. Estos dos modelos forman parte de un proyecto más amplio de cuatro urbanos eléctricos del Brand Group Core: además del Raval y el ID. Polo en Cataluña, Volkswagen Navarra producirá el Skoda Epiq y el Volkswagen ID. Cross en Landaben, también con baterías basadas en la plataforma MEB+.
Según los responsables del grupo, esta familia de modelos debería permitir aumentar de forma notable el volumen de coches eléctricos asequibles en el mercado europeo, en un contexto en el que la penetración del vehículo eléctrico aún es desigual entre países y segmentos.
Martorell como epicentro de la movilidad eléctrica europea
La inauguración de la planta de ensamblaje ha venido acompañada de una notable presencia institucional y política, que subraya la dimensión estratégica del proyecto. Al acto asistieron el president de la Generalitat, Salvador Illa, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, el CEO de Seat y Cupra, Markus Haupt y el presidente del Consejo de Administración de Seat y máximo responsable de la marca Volkswagen, Thomas Schäfer, entre otros directivos.
En sus intervenciones, los representantes públicos enfatizaron que la nueva planta refuerza el papel de España como segundo productor de automóviles de Europa y como uno de los países mejor posicionados para liderar la transición hacia la movilidad eléctrica en el sur del continente. Illa describió la instalación como una “apuesta de país”, en la que confluyen el interés industrial de Cataluña, la estrategia energética europea y la trayectoria de Seat en sus 75 años de historia.
Hereu, por su parte, incidió en que proyectos como Martorell son una pieza central del Plan España Auto 2030 y de las distintas convocatorias de ayudas orientadas a la electrificación del parque y la modernización de la industria. El ministro subrayó que el objetivo del Gobierno es asegurar una transición “sosegada, clara y ambiciosa”, que combine inversiones privadas de gran escala con políticas públicas de apoyo a la innovación y al empleo.
Entre el público también estuvieron presentes líderes sindicales y representantes de varias formaciones políticas, entre ellos Pepe Álvarez, Camil Ros y Belén López por parte de UGT y CCOO, así como dirigentes de partidos como ERC y Junts. Esa pluralidad de actores refleja el amplio consenso en torno al peso que tiene el automóvil en la economía catalana y española, y al papel que jugará Martorell en la competitividad industrial de la próxima década.
La dirección de Seat insiste en que la planta no es solo una respuesta a las exigencias regulatorias europeas, sino una forma de asegurar el futuro de la fábrica en un contexto de cambios profundos en la automoción. La compañía confía en que, con la combinación de modelos eléctricos, híbridos y de combustión eficiente, Martorell pueda seguir siendo una de las instalaciones con mayor volumen de producción del Grupo Volkswagen en Europa.
Con la apertura del Taller 20, Martorell da por cerrada una etapa de obras y adaptación y entra en una fase en la que la electrificación pasa a ser parte del día a día de la planta. La capacidad de producir hasta 300.000 sistemas de baterías al año, el enfoque en la sostenibilidad y la integración con futuros modelos urbanos como el Cupra Raval y el Volkswagen ID. Polo sitúan a esta instalación en el centro de la estrategia del consorcio alemán en España y la convierten en una de las referencias de la movilidad eléctrica en el ámbito europeo.