Los últimos avances en cirugía asistida por robot y en nuevos dispositivos están logrando que, en cada vez más casos, se pueda evitar la cirugía abierta en la hiperplasia benigna de próstata (HBP). Este crecimiento benigno de la glándula, frecuente a partir de los 50 años, cursa con síntomas urinarios que pueden ser un auténtico incordio, como dificultad para iniciar la micción, urgencia o levantarse varias veces por la noche.
Este enfoque de mínima agresión ya se integra en centros de referencia como el Hospital Ruber Internacional, donde se prioriza un itinerario terapéutico escalonado que comienza con fármacos y, en cuadros leves, cambios de hábitos y seguimiento. La filosofía es clara: aportar soluciones seguras y personalizadas, sin sobreactuar cuando no hace falta.
Un cambio de paradigma en el abordaje de la HBP
El equipo de Urología aplica un tratamiento escalonado: primero opción farmacológica, después medidas conservadoras y vigilancia, y solo cuando está indicado se pasa a procedimientos en quirófano. Así se equilibra eficacia clínica y calidad de vida, evitando intervenciones mayores si no son necesarias.
Desde la dirección del servicio se incide en la individualización: no todos los pacientes precisan lo mismo. Algunos se benefician de técnicas mínimamente invasivas en quirófano, mientras que otros pueden resolverse con procedimientos ambulatorios. El objetivo es preservar la función y favorecer una recuperación rápida, sin darle demasiadas vueltas.
Tecnología y técnicas disponibles
Entre las opciones actuales destacan los procedimientos guiados por imagen capaces de preservar la función eyaculatoria en más del 90% de los casos, junto a técnicas radiológicas que reducen el volumen prostático sin necesidad de cirugía abierta.
En pacientes con próstatas voluminosas o que están anticoagulados, se recurre a láseres de última generación, que ofrecen un perfil de seguridad y eficacia muy solvente. Estas plataformas permiten tratar con precisión y limitar las complicaciones.
Existen, además, alternativas ambulatorias como la aplicación de vapor de agua o la colocación de implantes temporales que remodelan la uretra y mejoran el flujo. Se realizan sin ingreso, con un impacto mínimo en la rutina diaria.
- Terapias láser: indicadas en próstatas muy grandes o en varones anticoagulados, con buena hemostasia y desobstrucción eficaz.
- Vapor de agua (convectivo): opción ambulatoria para reducir tejido prostático con molestias limitadas y retorno rápido a la actividad.
- Implantes uretrales temporales: dispositivos que abren el conducto y mejoran el vaciado sin cirugía mayor.
- Técnicas radiológicas: reducción del tamaño prostático guiada por imagen, minimizando riesgos.
Robótica de precisión y casos complejos
La incorporación de sistemas que combinan ecografía con plataformas de ablación de alta precisión ha elevado el listón: resultados sostenidos, menos sangrado y estancias más cortas. La visualización detallada y la direccionalidad del robot ayudan a tratar solo lo necesario.
Cuando el caso es más complejo, el equipo recurre a la adenomectomía robótica multiport. Además, se trabaja en incorporar plataformas de incisión única (Single Port), que permiten operar a través de una sola entrada para reducir la agresión quirúrgica y mejorar tanto la recuperación funcional como el resultado estético.
Líneas de investigación y prevención
El servicio explora nuevas vías como la ablación focal guiada por imagen, dispositivos implantables de última hornada y estrategias de medicina personalizada basadas en el perfil genético de cada paciente. El objetivo es afinar aún más la indicación y mejorar la experiencia asistencial.
Los especialistas insisten en la conveniencia de revisar la próstata a partir de los 50 años, o antes si hay antecedentes familiares. Invitan a perder el miedo a la consulta: se trata de una revisión rápida e indolora que ayuda a detectar problemas a tiempo y prevenir complicaciones.
Con todo lo anterior, se consolida un escenario en el que la combinación de tecnología robótica, imagen avanzada y técnicas mínimamente invasivas ofrece alternativas reales a la cirugía abierta en la HBP, manteniendo la calidad de vida y acelerando la recuperación en la mayoría de los pacientes.