El aeropuerto de Berlín-Brandenburgo detuvo sus operaciones a última hora del viernes tras el avistamiento de un dron en las inmediaciones. La interrupción, que se prolongó durante casi dos horas, obligó a activar el protocolo de seguridad y a coordinar desíos mientras se descartaba cualquier riesgo para las aeronaves.
Según fuentes aeroportuarias, los despegues y aterrizajes quedaron suspendidos entre las 20:08 y las 21:58 (hora local). Durante la noche se flexibilizó de forma puntual la restricción de vuelos nocturnos para despejar acumulaciones, y las operaciones recuperaron la normalidad el sábado por la mañana.
Cierre temporal y desíos
El aviso inicial llegó sobre las 19:45, cuando un testigo notificó la presencia de un aparato no tripulado. Patrullas y un helicóptero policial corroboraron el avistamiento, aunque el dispositivo no llegó a ser localizado, por lo que se ordenó el cierre preventivo de la pista norte.
Con la medida, se detuvieron temporalmente salidas y llegadas y se reorganizó el tráfico. Entre 15 y 20 vuelos que tenían previsto aterrizar en la capital fueron derivados a Dresde, Leipzig, Hamburgo y Hannover, según el balance compartido por el aeropuerto.
En tierra, un despegue fue cancelado y otros cinco partieron con retraso. También se vieron afectados vuelos con destino a Basilea, Oslo y Barcelona, mientras que al menos un servicio Londres-Berlín fue redirigido a Hamburgo.
La recomendación a los pasajeros fue consultar el estado actualizado con sus aerolíneas, ante posibles reprogramaciones o cambios de puerta, una práctica habitual cuando se activan protocolos de seguridad por tráfico de drones.
Respuesta y medidas de seguridad
Durante el cierre se mantuvo un operativo conjunto de Policía y control aéreo para monitorizar el perímetro. Aunque se confirmó el avistamiento, no hubo hallazgos del aparato y, sin indicios adicionales, la operación se reanudó a las 21:58.
Para minimizar el impacto, se permitió excepcionalmente la operación más allá de medianoche a varios vuelos demorados, algo inusual en Berlín. En Alemania, el drones está prohibido en un radio de 1,5 kilómetros alrededor de los aeropuertos, y cualquier intrusión puede conllevar la paralización inmediata del tráfico aéreo.
Contexto europeo y precedentes recientes
El incidente se produce en un momento de vigilancia elevada en Europa por intrusiones con drones. En septiembre, varios países de la OTAN reportaron incursiones inusuales, que algunos responsables interpretaron como pruebas de reacción de la Alianza; otras instancias han señalado a Moscú, que rechaza cualquier implicación.
En Alemania, el aeropuerto de Múnich tuvo que cerrar en dos ocasiones a principios de octubre por avistamientos similares, con afectación a unos 9.500 pasajeros. También se han registrado episodios en Dinamarca y Noruega, lo que ha reavivado el debate sobre capacidades de detección y neutralización.
En paralelo, la Comisión Europea ha defendido reforzar un escudo antidrones para proteger infraestructuras críticas y aeropuertos, una propuesta que gana tracción tras la sucesión de incidentes en Polonia, Rumanía y el norte de Europa.
El parón en Berlín, acotado y sin consecuencias físicas, pone de manifiesto la fragilidad operativa ante incursiones de drones y la necesidad de herramientas comunes en la UE: detección temprana, protocolos ágiles y coordinación transfronteriza que reduzcan retrasos y desíos cuando se active la seguridad aérea.
