La llegada de un SSD oficial de 1 TB para Raspberry Pi refuerza el ecosistema de almacenamiento de la popular placa, ofreciendo una opción más holgada para proyectos ambiciosos. Para quienes exprimen la Raspberry Pi con aplicaciones exigentes, disponer de un SSD nativo evita cuellos de botella y simplifica el montaje.
Más allá de la tÃpica microSD, este nuevo modelo apuesta por formato M.2 2230 y enlace PCIe 3.0, una combinación pensada para la compatibilidad total con el hardware de Raspberry Pi. El objetivo es claro: arrancar y ejecutar el sistema desde un SSD con mayor fiabilidad y rendimiento sostenido.
Qué ofrece el nuevo SSD de 1 TB
La unidad se presenta con perfil compacto y un perfil compacto M.2 2230, ideal para integrarse sin cables colgando ni adaptadores voluminosos. Está concebida como opción oficial, lo que implica pruebas de compatibilidad y un comportamiento estable bajo el entorno de Raspberry Pi OS.
En rendimiento, la marca sitúa la cifra en torno a 90.000 IOPS tanto en lectura como en escritura aleatoria, un salto notable respecto al uso tradicional de tarjetas microSD. Esto se traduce en aperturas de aplicaciones más ágiles y mejor respuesta en operaciones intensivas de E/S.
Requisitos y montaje
Para instalarlo hace falta el Raspberry Pi M.2 HAT compatible con Raspberry Pi 5, un accesorio que coloca fÃsicamente la unidad M.2 sobre la placa y habilita el enlace PCIe. Este HAT ronda los 15 €, y en el caso del modelo de no viene incluido en el paquete.
Una vez montado el conjunto y configurado el arranque, es posible iniciar el sistema desde el SSD y olvidarse de la microSD. El resultado es una experiencia más fluida, especialmente en tareas con acceso frecuente a disco o bases de datos locales.
Rendimiento práctico y lÃmites
El uso de PCIe 3.0 encaja con las capacidades actuales de la Raspberry Pi 5, evitando cuellos de botella innecesarios para los escenarios más habituales de la plataforma. Aunque no es PCIe 4.0, en la práctica la diferencia no suele ser determinante en este contexto.
Con 1 TB hay margen de sobra para proyectos grandes: desde varias decenas de juegos pesados hasta bibliotecas de música, fotos o copias de seguridad domésticas. Para hacerse una idea, hablamos de almacenar del orden de una veintena larga de tÃtulos AAA o cientos de miles de canciones, según la compresión.
Precio y disponibilidad
El precio de referencia para el SSD oficial de 1 TB se sitúa en torno a los 82 €, posicionándose como una alternativa integrada y verificada por la propia Fundación. Es una cifra que busca equilibrio entre capacidad, soporte y facilidad de despliegue.
Para quién merece la pena
Esta unidad encaja especialmente en servidores multimedia, pequeñas bases de datos, entornos de desarrollo y equipos de copia de seguridad donde se valora fiabilidad, orden y poco cableado visible. También es interesante si quieres reducir el número de componentes externos en el montaje. Además, es recomendable saber cómo apagar y reiniciar Raspberry Pi correctamente.
Si piensas reutilizar el SSD en un PC o portátil moderno, quizá prefieras modelos PCIe 4.0 por su mayor techo teórico. En Raspberry Pi, no obstante, la compatibilidad y la estabilidad de PCIe 3.0 suelen primar frente a cifras de marketing más elevadas.
Mirando al futuro
La elección de compatibilidad tiene sentido en el ecosistema actual y podrÃa continuar en próximas generaciones de la placa si se prioriza la compatibilidad. En cualquier caso, el soporte oficial sugiere que esta lÃnea de almacenamiento seguirá teniendo recorrido dentro del proyecto.
Con un enfoque práctico y soporte nativo, el SSD de 1 TB para Raspberry Pi aporta capacidad, orden y mejor respuesta en disco sin complicaciones. Para quienes usan la placa a diario con cargas serias, es una actualización coherente que facilita centralizar el sistema y los datos en un único medio.