Jolla Phone, el regreso del móvil Linux europeo centrado en la privacidad

  • Jolla Phone vuelve al mercado como smartphone europeo con Sailfish OS 5, un sistema basado en Linux e independiente de Android e iOS.
  • El móvil apuesta por la privacidad con un interruptor físico configurable, sin rastreos en segundo plano y compatibilidad opcional con apps de Android.
  • Incluye hardware de gama media-alta: pantalla AMOLED de 6,36 pulgadas, chip MediaTek 5G, 12 GB de RAM, 256 GB ampliables y cámara principal de 50 MP.
  • Su batería extraíble de unos 5.500 mAh, la carcasa trasera reemplazable y el ensamblaje en Finlandia refuerzan la idea de dispositivo duradero y europeo.

Jolla Phone smartphone con Sailfish OS

En un mercado de móviles dominado por Android y iOS, el Jolla Phone vuelve a la escena como una propuesta claramente distinta, orientada a quienes dan prioridad a la privacidad, al control del dispositivo y a la independencia tecnológica. La firma finlandesa Jolla, heredera del proyecto MeeGo de Nokia, recupera su apuesta por un smartphone europeo con sistema propio y se apoya en su comunidad para perfilar la hoja de ruta del producto.

Este nuevo terminal, impulsado por Sailfish OS 5 y un hardware de gama media-alta, se sitúa en un segmento muy de nicho: no pretende batir récords de potencia ni de precio, sino ofrecer una alternativa más calmada y sostenible a los grandes superventas. Batería extraíble, carcasa trasera intercambiable y un interruptor físico de privacidad completan una lista de funciones que casi han desaparecido del catálogo de los móviles actuales.

Un smartphone europeo que quiere ir por libre

Jolla presenta este teléfono como la única opción europea que se apoya en un sistema operativo propio y no derivado de Android. Sailfish OS 5 está basado en Linux y se describe como un «Linux real», un ejemplo de cómo se puede construir un smartphone con software libre, sin capas de Google por debajo ni dependencia de cuentas externas para poder usar las funciones básicas del dispositivo.

La compañía insiste en que el sistema no envía datos en segundo plano ni integra analíticas ocultas, algo que contrasta con el funcionamiento habitual de muchos smartphones actuales. La idea es que el usuario pueda utilizar el móvil para su día a día sin que sus hábitos de uso, ubicación o actividad se recojan de forma silenciosa para terceros.

En este contexto, el Jolla Phone se posiciona como una respuesta a la demanda de soberanía tecnológica en Europa, siguiendo la misma línea de otros móviles que van por libre. Antti Saarnio, presidente del consejo de Jolla Group Oy, ha remarcado que el continente necesita desarrollar y mantener su propio entramado digital, y anima a otras empresas europeas a sumarse a esta línea de trabajo.

Además, Jolla subraya que el ensamblaje final, la instalación de software y el control de calidad del teléfono se llevan a cabo en Salo (Finlandia). Con ello, la firma quiere recalcar que Europa todavía puede fabricar dispositivos bajo sus propias reglas, al menos en parte de la cadena de valor.

Diseño del Jolla Phone con carcasa intercambiable

Sailfish OS 5: privacidad primero, con apps de Android como opción

El corazón del nuevo móvil es Sailfish OS 5, la última iteración del sistema operativo de Jolla basado en Linux. La plataforma mezcla componentes de código abierto con elementos propietarios; su desarrollo guarda relación con prácticas de desarrollo de Linux embebido, aunque mantiene como hilo conductor el respeto por la privacidad y el control del usuario sobre sus datos.

Según la compañía, el sistema no requiere una cuenta de Google ni envía información a grandes nubes comerciales sin consentimiento. El objetivo es evitar el seguimiento permanente, tanto visible como oculto, que suele acompañar a muchos servicios ligados a los ecosistemas de Apple y Google.

Al mismo tiempo, Jolla sabe que la falta de aplicaciones puede ser un freno, así que incorpora AppSupport, una capa de compatibilidad que permite ejecutar apps de Android. Bancos, mensajería y otras herramientas cotidianas pueden funcionar en el Jolla Phone recurriendo a tiendas de terceros o repositorios alternativos, sin necesidad de Google Play.

La clave es que esta compatibilidad es completamente opcional y se puede desactivar. El usuario puede tener un móvil «desgooglificado», usando solo software nativo, o activar la ejecución de apps de Android cuando lo vea necesario. Incluso el interruptor de privacidad del propio teléfono puede configurarse para apagar esta capa cuando se busca el máximo aislamiento.

Con este enfoque, el Jolla Phone se dirige tanto a entusiastas del software libre y la seguridad como a usuarios que, sin ser expertos, quieren un poco más de control sobre lo que ocurre dentro de su dispositivo.

Diseño sobrio, modular y pensado para durar

En el plano estético, el nuevo Jolla Phone apuesta por líneas rectas, esquinas marcadas y un frontal con notch tipo «ceja» que puede recordar a modelos como los primeros iPhone con recorte superior o, salvando las distancias, a los antiguos Lumia de Nokia. No busca un diseño futurista, sino algo funcional y reconocible.

Uno de los rasgos más llamativos es la carcasa trasera reemplazable. El usuario puede retirar la tapa posterior fácilmente y cambiarla por otra de distinto color, ya sea por puro gusto estético o por mantenimiento. Jolla ofrecerá cubiertas en Kaamos Black (negro), Snow White (blanco) y The Orange (naranja), de modo que el teléfono pueda personalizarse sin recurrir a fundas gruesas.

Esta idea de modularidad se extiende también a la batería extraíble, un elemento prácticamente desaparecido en la mayoría de smartphones actuales, sobre todo en la gama media y alta. En el Jolla Phone, el usuario puede sacar la batería sin herramientas especiales y colocar otra nueva cuando la original pierda rendimiento.

Según las hojas de especificaciones adelantadas, la batería ofrece una capacidad en torno a los 5.500 mAh (algunas fuentes hablan de 5.400 mAh, otras de 5.500 mAh, pero en cualquier caso se trata de una cifra elevada para este segmento). Esto debería traducirse en una autonomía cómoda para jornadas largas y en la posibilidad de alargar la vida útil del terminal simplemente sustituyendo el módulo cuando sea necesario.

Jolla vincula esta apuesta por la reparabilidad con una política de soporte prolongado de Sailfish OS, que se plantea en ciclos de varios años. La idea es que no haya que cambiar de móvil cada poco tiempo por puro agotamiento de la batería o por falta de actualizaciones.

Hardware y diseño del Jolla Phone europeo

Pantalla AMOLED y hardware de gama media-alta

En lo técnico, el Jolla Phone monta una pantalla AMOLED de 6,36 pulgadas con resolución Full HD+ y formato 20:9. La densidad ronda los 390 píxeles por pulgada, suficiente para textos nítidos y contenido multimedia bien definido. La superficie está protegida por cristal Gorilla Glass, aunque la marca no ha detallado la tasa de refresco, así que todo apunta a un panel estándar más que a un modelo de alta frecuencia para gaming.

El procesador elegido es un chip MediaTek con conectividad 5G, identificado en las fichas de producto como un SoC de alto rendimiento dentro de la gama media. No se ha hecho pública su referencia exacta, pero se sitúa en la familia Dimensity y está pensado para equilibrar consumo y potencia.

Este procesador se acompaña de 12 GB de memoria RAM y 256 GB de almacenamiento interno. El espacio se puede ampliar mediante tarjetas microSDXC, con soporte para capacidades que pueden acercarse a los 2 TB, lo que abre la puerta a llevar encima una gran cantidad de archivos, copias locales de documentos o colecciones multimedia sin depender de la nube.

En conectividad, el terminal ofrece 5G y 4G LTE, WiFi 6, Bluetooth 5.4 y NFC. También integra doble ranura para nano SIM, lo que permite manejar dos líneas telefónicas a la vez, ya sea para separar trabajo y uso personal o para combinar operadores distintos.

Otros detalles de hardware incluyen un lector de huellas dactilares integrado en el botón de encendido lateral, un LED RGB de notificaciones para ver avisos sin encender la pantalla y un chasis que, según las dimensiones adelantadas, ronda los 158 mm de alto, 74 mm de ancho y unos 9 mm de grosor.

Cámaras y experiencia fotográfica

El apartado fotográfico del Jolla Phone recurre a un módulo trasero doble. La pieza principal es un sensor de 50 megapíxeles, acompañado por un ultra gran angular de 13 megapíxeles pensado para paisajes, interiores amplios o escenas con muchas personas.

Jolla no ha detallado por ahora todos los datos de óptica, apertura o sistemas de estabilización, pero el conjunto apunta a una configuración sólida dentro de la gama media, suficiente para cubrir sin problemas las fotos del día a día, redes sociales y videollamadas.

En el frontal, alojada en el notch tipo «ceja», se sitúa una cámara gran angular para selfies y videollamadas. Aunque la marca no ha hecho pública su resolución en megapíxeles, sí destaca el mayor campo de visión, que permite encuadrar a varias personas sin alejar demasiado el teléfono.

El enfoque de la compañía en este terreno es más funcional que aspiracional: no busca competir con los buques insignia en fotografía computacional, sino ofrecer un rendimiento consistente que encaje con el resto del planteamiento del dispositivo.

Interruptor físico de privacidad y seguridad avanzada

Uno de los rasgos más diferenciales del Jolla Phone es su interruptor de privacidad físico situado en uno de los laterales. A diferencia de simples accesos directos en la barra de ajustes, este control está diseñado para desactivar de inmediato elementos sensibles como micrófonos, cámaras o Bluetooth.

La compañía explica que el comportamiento del interruptor es configurable: el usuario decide qué componentes se apagan al activarlo. Entre las opciones están el micrófono, la cámara, la conexión Bluetooth o incluso la capa que permite ejecutar aplicaciones de Android. De este modo, es posible dejar el terminal en un estado prácticamente «offline» desde el punto de vista de sensores y comunicaciones, más allá de la conectividad básica que el usuario quiera mantener.

En algunos documentos se matiza que, aunque el control se acciona con un elemento físico, la desactivación de ciertos componentes se gestiona desde el software del sistema. Aun así, el enfoque sigue siendo ofrecer una barrera clara y rápida frente a escuchas o capturas de imagen no deseadas.

Este interruptor se suma a otros elementos de seguridad, como el lector de huellas lateral para el desbloqueo biométrico y el propio diseño de Sailfish OS 5, que prioriza la gestión local de datos y limita al máximo el envío de información a servidores externos.

Con este conjunto, el Jolla Phone se dirige a usuarios preocupados por la privacidad, desde activistas y periodistas hasta profesionales que manejan información sensible o personas que simplemente quieren reducir su exposición digital sin tener que renunciar por completo a las comodidades de un smartphone moderno.

Modelo de reservas, precio y disponibilidad en España y Europa

El regreso de Jolla al hardware se articula a través de un modelo de preventa que funciona de forma similar a un crowdfunding parcial. Para poner el teléfono en producción, la compañía fijó como objetivo alcanzar al menos 2.000 reservas antes del 4 de enero de 2026.

Cada reserva implica el pago de un depósito de 99 euros, totalmente reembolsable si finalmente no se sigue adelante o si el usuario cambia de opinión. Una vez que el dispositivo está listo para el envío, quienes hayan reservado deben abonar 399 euros adicionales, lo que sitúa el precio anticipado en unos 499 euros.

La empresa ha indicado que el precio de venta al público cuando llegue al canal estándar será superior, moviéndose en una horquilla aproximada de entre 599 y 699 euros según las diferentes comunicaciones publicadas. Es decir, la reserva actúa como una forma de asegurar un precio más ajustado a cambio de apoyar el proyecto en su fase inicial.

Jolla ha confirmado que el umbral mínimo de 2.000 reservas ya se ha superado en los primeros days tras abrir la campaña, lo que ha impulsado la creación de un segundo lote limitado de preventa. En total, la compañía ha llegado a mencionar cifras superiores a 2.500 unidades reservadas, un nivel considerable para un dispositivo tan de nicho.

En cuanto a la distribución geográfica, el Jolla Phone se lanzará inicialmente en la Unión Europea, Reino Unido, Noruega y Suiza. Para España y el resto del continente, la ventana de entrega prevista se sitúa en la primera mitad de 2026, siempre que los plazos de producción y logística se mantengan dentro de lo estimado. La empresa no descarta expandirse a otros mercados, como Estados Unidos, si la demanda lo justifica.

Un móvil de nicho para quienes buscan control y reparabilidad

El nuevo Jolla Phone no pretende convertirse en un superventas que compita cara a cara con los grandes fabricantes de Android ni con el iPhone. Su objetivo es ocupar un espacio muy concreto: el de los usuarios que quieren más control, más privacidad y un dispositivo pensado para durar, aunque ello implique renunciar a ciertas comodidades o asumir un precio algo más elevado que otros modelos de especificaciones similares.

Entre su pantalla AMOLED, el chip MediaTek 5G, los 12 GB de RAM y los 256 GB ampliables, el móvil se sitúa con comodidad en la gama media-alta, pero lo que realmente lo diferencia es la combinación de Sailfish OS 5, la batería extraíble, la carcasa trasera intercambiable y el interruptor físico de privacidad. Son elementos difíciles de encontrar juntos en el catálogo actual.

Para quienes viven en España o en otros países europeos y quieren alejarse del duopolio Android-iOS sin perder acceso a las aplicaciones esenciales, el Jolla Phone se perfila como una alternativa poco habitual. Exige cierto interés por la tecnología y algo de paciencia con un ecosistema menos masivo, pero ofrece a cambio mayor soberanía sobre los datos, posibilidad de reparación sencilla y un soporte de software que, sobre el papel, debería prolongarse varios años.

En un contexto en el que muchos móviles acaban en un cajón al cabo de dos o tres años por falta de actualizaciones o baterías agotadas, la propuesta de Jolla encaja mejor con quienes prefieren exprimir al máximo un dispositivo, mantenerlo operativo durante más tiempo y saber qué ocurre con su información personal, aunque eso suponga nadar un poco a contracorriente frente a las opciones más populares.

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