
Alemania ha dado un paso decisivo en la protección frente al uso malintencionado de drones con la puesta en marcha de su primer gran centro dedicado en exclusiva a esta amenaza. El nuevo organismo nace en un contexto marcado por el aumento de incursiones de vehículos aéreos no tripulados en el espacio aéreo europeo y, en particular, en el entorno de la OTAN.
Ubicado en Berlín, el Centro Conjunto de Defensa contra Drones (GDAZ, por sus siglas en alemán) aspira a convertirse en el punto neurálgico desde el que se coordinarán las respuestas de las autoridades alemanas ante incidentes con aparatos no tripulados. La idea es que, ante un dron sospechoso cerca de instalaciones críticas, aeropuertos o infraestructuras sensibles, se pueda reaccionar con rapidez y de forma unificada.
Un centro conjunto para coordinar a todas las autoridades
El GDAZ ha sido inaugurado por el ministro del Interior, Alexander Dobrindt, quien ha subrayado que el centro constituye un pilar clave dentro de la arquitectura de seguridad del país. Según Interior, por primera vez se agrupan en una misma estructura los recursos y capacidades de los distintos niveles de la administración para hacer frente, de manera específica, a los drones, como se aborda en el foro mundial de drones de la Interpol.
El objetivo central del nuevo organismo es reunir en una sola plataforma las competencias de los cuerpos de seguridad federales, las policías regionales de los estados federados y la Bundeswehr (las Fuerzas Armadas alemanas). De esta manera, se pretende evitar solapamientos, lagunas de información y respuestas descoordinadas ante incidentes que puedan tener un impacto en todo el territorio.
Dobrindt ha insistido en que en el GDAZ las distintas autoridades trabajarán “codo con codo”, integrando la información disponible y compartiendo de forma continua sus evaluaciones de la situación. La prioridad es mejorar tanto la velocidad como la precisión a la hora de detectar amenazas híbridas, sabotajes o provocaciones deliberadas que utilicen drones como herramienta.
Esta cooperación reforzada también busca ofrecer un marco estable y permanente de intercambio de datos, análisis conjunto y toma de decisiones coordinada. La estructura del centro está diseñada para que policías, militares y otros servicios de seguridad puedan acceder a la misma imagen de la situación en tiempo real.
Funcionamiento 24/7 y respuesta rápida en el contexto de la OTAN
El Centro Conjunto de Defensa contra Drones estará operativo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No se trata de una oficina puramente administrativa, sino de una instalación concebida como sala de mando permanente, capaz de recibir alertas, procesar información y activar recursos en cualquier momento.
Según ha explicado el Ministerio del Interior, el GDAZ comenzará a desplegar plenamente sus funciones a partir de enero, aunque la inauguración formal ya se ha llevado a cabo en Berlín. Este calendario responde a la necesidad de contar cuanto antes con una capacidad estructurada frente al incremento de incursiones de drones sobre el espacio aéreo de la OTAN, fenómeno que preocupa en toda Europa y que se ha reflejado en recientes avistamientos y alertas en aeropuertos europeos.
La misión del centro no se limita a reaccionar ante incidentes concretos. También debe proporcionar un marco de trabajo para evaluar de manera continuada el riesgo, identificar tendencias en el uso de drones y ajustar los protocolos de actuación. Todo ello orientado a minimizar tanto el margen de error como los tiempos de respuesta ante un posible ataque o acto de sabotaje.
En la práctica, el GDAZ actuará como nodo central para coordinar la detección, seguimiento e interceptación de aparatos sospechosos, integrando la información procedente de radares, sensores especializados, servicios de inteligencia y avisos ciudadanos. Esta centralización persigue que cualquier incidente con drones pueda ser gestionado con una visión común y una cadena de mando clara.
Refuerzo con unidades especializadas y cooperación militar
La creación del centro se enmarca en una estrategia más amplia de refuerzo de las capacidades antidrones en Alemania. A principios de diciembre se puso en marcha una unidad específica de la Policía Federal encargada de la defensa frente a este tipo de aparatos, que trabaja en estrecha coordinación con el nuevo GDAZ.
Esta unidad policial especializada está integrada por alrededor de 130 efectivos, formados para detectar, identificar e interceptar drones que puedan suponer una amenaza. Sus tareas van desde la vigilancia de eventos sensibles hasta la protección de infraestructuras críticas, pasando por el apoyo a otras fuerzas de seguridad cuando se registran incidentes relevantes.
El papel de la Bundeswehr también es fundamental. Las Fuerzas Armadas aportan al centro su experiencia técnica y capacidades militares, especialmente en lo relativo a sistemas de vigilancia, guerra electrónica y neutralización de aeronaves no tripuladas. El GDAZ sirve, en este sentido, como punto de encuentro entre el ámbito civil y el militar.
Paralelamente, el Gobierno alemán tiene sobre la mesa un proyecto legislativo para ampliar las competencias de actuación del Ejército en escenarios relacionados con drones, algo que todavía se está debatiendo en el Parlamento. La idea es clarificar hasta dónde puede llegar la intervención militar en territorio nacional cuando se trate de amenazas a la seguridad que impliquen vehículos aéreos no tripulados.
Investigación, desarrollo y respuesta a amenazas híbridas
Además de la coordinación operativa diaria, el centro tendrá una función clara en el ámbito de la investigación y el desarrollo tecnológico. Las autoridades alemanas quieren asegurarse de que los cuerpos de seguridad y la Bundeswehr disponen siempre de las herramientas más avanzadas para detectar y neutralizar drones.
Está previsto que, junto al GDAZ y la unidad policial especializada, se impulse también un centro específico de investigación en defensa antidrones. Este futuro organismo se enfocaría en probar nuevas tecnologías, mejorar los sistemas de detección y desarrollar contramedidas más eficaces frente a aparatos cada vez más pequeños, silenciosos y difíciles de rastrear. Un ejemplo de referencia nacional es el laboratorio de drones de la Universidad de Burgos.
El auge de las denominadas amenazas híbridas —acciones que combinan ciberataques, campañas de desinformación y uso de drones, entre otros elementos— ha llevado a Alemania a revisar su esquema de seguridad. Las autoridades atribuyen buena parte de los vuelos sospechosos detectados en los últimos meses, especialmente cerca de instalaciones militares, infraestructuras energéticas y aeropuertos, a acciones vinculadas a Rusia con el propósito de desestabilizar al país e intimidar a la población.
En este escenario, el GDAZ no solo responde a incidentes puntuales, sino que contribuye a reforzar la resiliencia del conjunto de la OTAN en el flanco europeo. La información que se genere y comparta desde Berlín puede resultar clave para que otros países aliados, incluido España, ajusten sus propios planes de defensa frente a drones. Casos como los ataques con enjambres de drones refuerzan la necesidad de coordinación y mejora tecnológica.
Con la inauguración del Centro Conjunto de Defensa contra Drones en Berlín, Alemania consolida un enfoque más estructurado y permanente frente a los riesgos asociados a los vehículos aéreos no tripulados: desde la coordinación 24/7 entre policías y Fuerzas Armadas hasta la creación de unidades especializadas y proyectos de investigación, todo apunta a que la defensa antidrones se convertirá en un componente habitual de la seguridad europea en los próximos años.
