Arte Interactivo: qué es, cómo se hace, y ejemplos

arte interactivo

El arte clásico ha pasado de moda, guste o no guste, y actualmente no solo ha llegado el conocido como arte moderno, también la tecnología ha aportado su granito de arena en este arte, y cuando se fusiona arte y tecnología, especialmente electrónica, entonces nace lo que conocemos como arte interactivo que actualmente se pueden ver en algunas galerías especializadas o que muchos makers o amantes del DIY pueden hacer en sus propias casas.

Si aún no conocías este tipo de arte, aquí vamos a realizar una presentación sobre ella, y todo lo que deberías conocer, ya que con toda la información de este blog, tú también te puedes convertir en un artista amateur usando herramientas como la impresión 3D, las placas de desarrollo como Arduino, así como multitud de componentes electrónicos como LEDs RGB, pantallas, etc.

¿Qué es el arte interactivo?

El arte interactivo es una forma de arte que involucra la interacción entre el espectador y la obra de arte, y para ello se necesita de la ayuda de la tecnología para que sea posible. A diferencia del arte tradicional, donde el espectador es un observador pasivo, en el arte interactivo, el espectador se convierte en un participante activo. La obra de arte puede cambiar y evolucionar en respuesta a las acciones del espectador, por lo tanto es más dinámico y permite más interpretaciones.

Puede tomar muchas formas, desde instalaciones físicas que responden al movimiento del espectador, hasta obras de arte digitales que cambian en respuesta a las acciones del usuario en una interfaz como las pantallas. Y, al igual que el otro tipo de arte convencional, puede ser experiencial, inmersivo, y a menudo invita a la reflexión sobre nuestra relación con la tecnología y el mundo que nos rodea. Además, las obras pueden también catalogarse según los mismos tipos que engloban al resto de arte, siempre y cuando cumplan con la premisa que expliqué en el apartado anterior, y esa interactividad.

Diferencias con el arte convencional

El arte interactivo difiere del arte convencional en varios aspectos clave. En primer lugar, el primero es inherentemente participativo. Mientras que el convencional a menudo se disfruta de manera pasiva, no necesita interactuar con la obra. En segundo lugar, el arte interactivo a menudo incorpora tecnología, algo que no se usa en el convencional. Esto puede incluir el uso de sensores para detectar el movimiento del espectador, software para generar imágenes o sonidos en respuesta a la interacción del usuario, botones, luces, e incluso la realidad virtual o aumentada para crear experiencias inmersivas.

Es decir, este nuevo arte no muy conocido, pero que poco a poco se abre paso, va cambiando la idea que todos tenemos de “obra de arte”. Ya no son cuadros, ya no son esculturas u objetos físicos fijos, ahora pueden ser sistemas dinámicos y cambiantes. Además, con la proliferación de la IA, ésta podría aportar una nueva dimensión, pudiendo incluso generar una salida diferente para cada espectador, por lo que tendríamos un arte muy personalizado, o que incluso cambiaría para el mismo espectador cada vez que interactúe con la obra artística.

¿Qué necesito para crear este tipo de arte?

realidad virtual

Para ponerte a crear este nuevo arte, no es necesario que tengas un don artístico, ya que no es difícil de hacer y cualquiera puede ser un artista. Puedes dejar fluir tu imaginación y creatividad y pueden salir de ello multitud de obras que podrás mostrar a los demás o para decorar tu vivienda, oficina, etc. Para ello, tienes que reunir una serie de requisitos y consejos:

  1. Elige el concepto correcto: antes de comenzar, es importante identificar un concepto que resuene contigo, algo que te inspire o que pueda representar aquello que quieres expresar. Puede ser algo de interés personal, para denunciar un problema social, una idea abstracta, etc. El límite es tu imaginación.
  2. Reune los materiales: a continuación, considera qué materiales y tecnología necesitarás para poder representar la idea que ha salido del punto primero. Esto podría incluir sensores para detectar el movimiento, luces LED RGB que cambien de color, una placa de desarrollo como Arduino para que pueda mover motores, encender o apagar luces, etc., según lo que necesites. Además, también necesitarás las piezas o los medios para representar la obra en sí, no solo la tecnología subyacente. Por ejemplo, podrías necesitar estructuras, paneles, objetos, dibujos, piezas impresas en 3D, etc. Evidentemente, ten en cuenta el presupuesto que necesitas para tu obra, y que no se dispare fuera de tus capacidades económicas. Por supuesto, ten también en cuenta si cuentas con el espacio necesario y que es factible todo lo que deseas hacer.
  3. Diseña y crea tu obra de arte interactivo: una vez que tengas tu concepto y tus materiales, puedes comenzar a diseñar y crear tu obra de arte. Esto podría implicar la programación de software, la construcción de componentes físicos, o la creación de contenido digital, impresión 3D, etc. Es posible que algunas cosas que has pensado no sean posibles llevar a cabo en la práctica, o al menos no como creías, por eso, es importante la improvisación, y hacer las mejoras o modificaciones oportunas sobre la marcha.
  4. Prueba y refina el resultado: a diferencia del arte convencional, como pueda ser una escultura o un lienzo, en este tipo de arte se puede incluso seguir evolucionando la obra, como puede ser modificaciones o actualizaciones del código fuente, incorporación de nuevas tecnologías que permitan hacer algo de una mejor forma de la que antes se podía, ampliar las funciones o interactividad, pule los posibles problemas técnicos, realizar reparaciones si es necesario, etc.

Algunos ejemplos

Hay muchos ejemplos de arte interactivo. Sin embargo, existen algunos proyectos destacados que deberías conocer:

  • The Treachery of Sanctuary de Chris Milk: esta es una instalación de arte interactivo que utiliza la tecnología de seguimiento de movimiento para permitir a los espectadores interactuar con grandes siluetas proyectadas de sí mismos. A medida que los espectadores mueven sus cuerpos, las siluetas responden de maneras sorprendentes y a veces surrealistas.
  • Rain Room de Random International: los visitantes pueden caminar a través de una “lluvia” de agua que se detiene dondequiera que detecte un cuerpo humano. Es una experiencia inmersiva que juega con nuestras expectativas y percepciones de lo que es posible.
  • Dune de Daan Roosegaarde: un paisaje que consta de cientos de fibras que brillan con luz y sonido en respuesta a los estímulos táctiles y sonoros. Crea una experiencia interactiva que es tanto visualmente impresionante como agradable al tacto.

¿Te atreverías con algo así? Aprovecha todos los conocimientos de Hwlibre para hacer tus propuestas y no olvides comentar, serán bienvenidos todos los proyectos de arte interactivo…


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