La Game Bub se ha colado en el radar de los amantes del retro por una razón muy clara: es una portátil open source que lee cartuchos originales de Game Boy, Game Boy Color y Game Boy Advance y, además, carga ROMs desde microSD sin necesidad de flashcarts externos. A diferencia de las típicas consolas con emulación por software, aquí el corazón es una FPGA capaz de replicar el hardware clásico a nivel de circuito para clavar tiempos, audio y latencia.
Detrás del proyecto está el ingeniero Eli Lipsitz, con una propuesta que combina fidelidad técnica y comodidades modernas: pantalla IPS retroiluminada, altavoces estéreo, USB-C, batería de larga duración, conectividad inalámbrica y un dock opcional con salida HDMI y soporte para mandos Bluetooth. Todo, además, con filosofía 100% open source en hardware, firmware y gateware para que cualquiera pueda aprender, modificar y contribuir.
Tecnología clásica con enfoque actual
La gran diferencia de Game Bub respecto a consolas retro basadas en Linux y emuladores (como muchas Anbernic o Miyoo) es su emulación a nivel de hardware mediante FPGA. En la versión de campaña se emplea un chip AMD (Xilinx) Artix-7 XC7A100T con 101.400 celdas lógicas y 607,5 KiB de block RAM, más que suficiente para ejecutar con holgura un core de GBA que ocupa menos de un tercio de esos recursos.
Conviene destacar que en etapas tempranas hubo prototipos sobre un Lattice iCE40UP5K (muy popular en proyectos open-source por su bajo consumo), con 5.280 LUTs y 120 Kb de RAM distribuida. Esa fase sirvió de laboratorio, pero la versión orientada al público ha escalado a Artix-7 para ir sobrada y garantizar baja latencia, alta compatibilidad y margen de crecimiento.
Junto a la FPGA, un microcontrolador ESP32-S3 asume tareas auxiliares: interfaz de usuario, gestión de menús y ajustes, carga de ROMs desde la tarjeta microSD y utilidades de respaldo y restauración de cartuchos. Esa división de funciones descarga a la FPGA de labores no críticas y aporta una experiencia más fluida y agradable.
En la práctica, la consola se utiliza como las originales: introduces un cartucho y juegas. Si prefieres ROMs que posees, las colocas en la microSD y listo, sin configurar mil cosas ni pelearte con BIOS o frontends. El objetivo es mantener una experiencia nativa con la flexibilidad de lo digital.
A nivel de discurso técnico, el propio Lipsitz matiza el hype que rodea a las FPGA en el retrogaming: son emuladores como los de software y su precisión depende del core, no de la “magia” del silicio. Aun así, reconoce que la interacción con hardware físico (cartuchos, cables Link, accesorios) es la gran baza de este enfoque, y justo ahí Game Bub brilla con luz propia.
Hardware y arquitectura: FPGA, memoria y controles
El núcleo computacional llega reforzado con 32 MiB de SDRAM y 512 KiB de SRAM conectados a la FPGA para dar ancho de banda y caché de baja latencia a los cores, mientras que el ESP32-S3 aporta conectividad WiFi 2,4 GHz y Bluetooth LE y la capa de sistema. Esta combinación permite tanto jugar como desarrollar: la máquina se presenta también como plataforma FPGA portátil para crear cores propios y experiencias interactivas.
En entradas, la consola expone 12 botones gestionados por la FPGA para el juego y otros 4 de sistema solo para el MCU, con distribución de botones ABXY que amplía posibilidades frente a clones más espartanos. En el lateral encontrarás puerto USB-C para carga, ranura microSD para almacenamiento y un conector de cable Link de tipo GBA compatible también con GBC, pensado para multijugador y conexión con consolas originales.
La lista de periféricos integrados incluye rumble (vibración), acelerómetro, giroscopio y reloj en tiempo real (RTC), de modo que títulos con funciones especiales se comportan como deben. El equipo tiene en el radar añadir un sensor de luz en el futuro para juegos como Boktai, que lo aprovechaban en cartuchos originales.
Para quienes quieran trastear, hay encabezado PMOD de expansión y acceso abierto a todo el hardware desde software personalizado. Nada está capado: no hay bloqueos ni candados para forzarte a comprar accesorios oficiales; la filosofía es que puedas modificar y ampliar sin trabas.
La compatibilidad con accesorios originales no termina en el link cable: el diseño contempla accesorios peculiares y la comunidad ya experimenta con backups, flasheo de cartuchos regrabables y extracción de fotos de Game Boy Camera, facilitado por la integración con la herramienta open-source FlashGBX.
Pantalla, audio, batería y diseño
La versión de campaña equipa una pantalla IPS de 4,0 pulgadas a 720 × 480, con imagen nítida, colores sólidos y buena visibilidad. En las primeras pruebas hubo montajes con paneles IPS de 2,6 pulgadas a 320 × 240, pero la producción apunta al formato más grande para ganar legibilidad sin perder ese look noventero que nos encanta.
El sonido corre a cargo de altavoces estéreo de 1 W, con conector de auriculares TRS para sesiones silenciosas. La intención ha sido modernizar el clásico portátil: audio más lleno, retroiluminación de calidad y cero dependencia de pilas AA.
En autonomía, la cifra objetivo es ambiciosa: más de 14 horas de juego con batería de 3.000 mAh y carga por USB-C. En prototipos previos se hablaba de 2.000 mAh y unas 6 horas, así que el salto de capacidad y eficiencia es notable de cara a la versión final.
El chasis se presenta en plástico transparente y robusto para enseñar la electrónica, con ese aire 90’s tan reconocible. Antes se probaron carcasas impresas en 3D, perfectas para iterar, pero la producción apunta a mejor ajuste y tacto más uniforme. El conjunto ronda los 85 × 174 × 19 mm y 250 g, cómodo para manos adultas.
La distribución de botones ABXY, cruceta y gatillos ofrece control preciso y un plus de versatilidad frente a la Game Boy original. El objetivo ha sido mezclar ergonomía actual con sensación auténtica, y los test de cientos de horas en prototipos apuntan en esa dirección.
Dock HDMI, mandos y juego en pantalla grande
Para quienes quieran llevar la experiencia a la tele, el Game Bub Dock (accesorio opcional) añade salida digital de vídeo y compatibilidad con mandos inalámbricos. Soporta Bluetooth con Xbox, DualShock/DualSense, Switch Pro, 8BitDo y otros, y también controladores con cable tipo Xbox mediante los puertos USB traseros, con posibilidad de ampliar la lista por software.
El Dock sirve además para cargar la consola mientras juegas en la pantalla grande. Es un añadido pensado para maximizar la utilidad del sistema, manteniendo el enfoque de fidelidad y compatibilidad con accesorios originales (como el link cable) que distingue a la Game Bub.
Otra función estrella es la de respaldo y restauración de partidas y ROMs desde tus cartuchos de GB/GBC/GBA. Gracias a la integración con FlashGBX, puedes salvar partidas para evitar pérdidas, reflashear cartuchos regrabables e incluso recuperar fotos de Game Boy Camera, todo desde la propia consola.
En la mano, la experiencia pretende ser “enchufar y jugar”. Nada de asistentes interminables: la Game Bub arranca rápido, detecta el cartucho y te lanza al juego. Si optas por ROMs que posees, las cargas a la microSD y navegas por una interfaz directa gestionada por el ESP32-S3.
La conectividad inalámbrica (WiFi y Bluetooth Low Energy en la consola) abre la puerta a actualizaciones fáciles y características futuras. El equipo pone el énfasis en publicar mejoras periódicas de los cores para ir puliendo compatibilidad y detalles de sincronización.
ROMs, cartuchos y escena homebrew
Uno de los grandes atractivos es que no necesitas un flashcart específico: la Game Bub permite cargar ROMs desde la microSD, lo que viene de perlas para disfrutar de la escena homebrew y romhacks. Este modo coexiste con la ranura física para cartuchos, con lo que puedes alternar entre tu colección y tus proyectos favoritos con toda comodidad.
La compatibilidad con el cable Link habilita multijugador tanto entre dos Game Bub como con consolas originales de Nintendo, manteniendo el espíritu de la experiencia portátil clásica. Para los puristas, poder usar cartuchos y accesorios reales es un plus que no ofrecen la mayoría de máquinas puramente emuladoras.
Los periféricos integrados (rumble, acelerómetro, giroscopio, RTC) replican funciones especiales de cartuchos clásicos, de modo que títulos que dependen de estos sensores se comportan como se espera. La posible inclusión de un sensor de luz más adelante completaría el set para joyas como Boktai.
Por si fuera poco, la consola ofrece copia y restauración de partidas de tus cartuchos, lo cual es clave para preservar progresos y colecciones. Nunca más esa batería de guardado muriendo por sorpresa: aquí puedes preservar todo de forma sencilla y abierta.
Si te mueves por comunidades como Reddit o X verás mucha conversación sobre el proyecto; en ocasiones, los hilos muestran avisos de cookies o de JavaScript deshabilitado, pero debajo de esos banners hay debates reales sobre precisión, latencia, accesorios y el valor de que una portátil así sea totalmente abierta.
Open source, licencias, documentación y fabricación
La Game Bub es abierta de verdad: hardware, firmware y gateware están licenciados bajo CC BY-SA 4.0 (hardware) y GPLv3 (software), lo que garantiza que las mejoras vuelvan a la comunidad. Se publica el código y la documentación de arquitectura, y habrá una guía de usuario completa cuando comiencen los envíos.
Más allá del producto final, el proyecto contribuye activamente al ecosistema de emulación open source, apoyándose en décadas de investigación y aportando código original y documentación. La idea es que la preservación del videojuego pase por la apertura, no por el secretismo ni por cerrar el hardware.
En la parte industrial, el plan de fabricación se realiza con Soldered Electronics en Osijek (Croacia), con experiencia en hardware open source. Ellos se encargan del aprovisionamiento, ensamblaje de PCBs, montaje final y empaquetado. La logística global corre a cargo de Mouser (socio de Crowd Supply), que distribuirá a los patrocinadores.
El equipo reconoce que se trata de un producto complejo, con muchas piezas en juego, y por eso han buscado un socio con expertise en producción. Además, el diseño intenta mitigar riesgos con componentes ampliamente disponibles para reducir el impacto de eventuales faltas de stock.
Todos los archivos de diseño (incluidos esquemas y CAD de la carcasa), el firmware y el gateware están en el repositorio de GitHub. Es la plataforma ideal tanto para usuarios curiosos como para desarrolladores que quieran ampliar funcionalidades o portar cores a la consola.
Comparativas y precio esperado
En la franja premium encontramos a Analogue Pocket, con un planteamiento más cerrado y un precio que ronda los 220 dólares sin extras. La Game Bub, según estimaciones previas en algunos artículos, podría moverse en 100-120 dólares, quedándose en un segmento intermedio si esa cifra se confirma al cierre de campaña.
En el mundo de las FPGA de sobremesa, proyectos como MiSTer son referencia, pero no son portátiles ni están orientados a cartuchos físicos. Game Bub se posiciona como una alternativa centrada en la experiencia portátil y abierta, con una curva de uso mucho más amable: insertas cartucho y juegas, o tiras de microSD si prefieres.
La discusión “FPGA vs emulación software” es recurrente, y el propio Lipsitz recuerda que ni hay precisión perfecta garantizada ni la FPGA es intrínsecamente superior. Lo importante es que aquí la reproducción es muy fiel y práctica, y que el acceso a hardware real (cartuchos, link cable) resulta más natural que en software.
Si buscas una máquina “todo en uno” multimedia, esta no es. La filosofía es ofrecer una experiencia auténtica con los sistemas de Game Boy, sin pretender abarcar miles de plataformas a costa de sacrificar precisión o sencillez.
Estado del proyecto, roadmap y riesgos
El proyecto lleva más de tres años de desarrollo activo y los testers han acumulado cientos de horas en prototipos. Los cores de emulación son estables y con alta compatibilidad, aunque el equipo es transparente: aún aparecerán inexactitudes y casos raros que se irán corrigiendo con actualizaciones.
En paralelo, hay una encuesta pública para pulsar el interés en una variante horizontal de estilo GBA y para conocer el nivel de comodidad de la comunidad con la soldadura, señal de que se valora lanzar kits o versiones listas para usar según demanda.
El código fuente está disponible desde ya en GitHub, y la campaña en Crowd Supply marcará los tiempos de fabricación y envío. Tras la producción en Croacia, los productos irán a los almacenes de Mouser para distribución global, como es habitual en la plataforma.
Riesgos: además de la posible escasez de componentes que afecte plazos, podrían darse fluctuaciones de precio por aranceles. El equipo pretende minimizarlo fabricando en la UE y usando piezas comunes, pero como con cualquier hardware, puede haber ajustes y retrasos.
Pese a la complejidad inherente a un dispositivo así, el planteamiento es sólido: especificaciones holgadas (Artix-7, memoria extra, sensores), apertura total, documentación clara, dock opcional potente y una comunidad retro deseosa de preservar videojuegos con precisión y sin ataduras.
Quien busque una portátil que conviva con cartuchos originales, ofrezca ROMs en microSD, permita hacer backups, se conecte por HDMI a la tele, acepte mandos Bluetooth y además esté pensada para desarrollar cores FPGA, aquí tiene una candidata muy seria. Pocas máquinas combinan tan bien fidelidad, comodidad moderna y apertura radical.