Uno de los gigantes energéticos del mundo, General Electric, acaba de anunciar que a día de hoy tienen en marcha un proyecto con el que esperan desarrollar una serie de drones dotados de tecnología suficiente para ser capaces de detectar emisiones de metano y escapes de gas en general de sus plataformas. Gracias a estos drones, la multinacional espera que se puedan evitar esos impactantes desastres provocadas por grandes fugas como las que se han vivido en los últimos años.
Este nuevo proyecto ha sido bautizado por la propia General Electric como ‘Proyecto Raven‘ y está llamado a convertirse en un estándar que poco a poco seguirá toda la industria petrolífera ya que presenta una forma mucho más eficiente y rápida para detectar cualquier tipo de problema en una plataforma. Atendiendo a diferentes detalles que han visto la luz sobre el proyecto, los helicópteros del Proyecto Raven serán capaces de localizar fugas de gas a 800 metros de distancia además de encontrar emisiones de metano que puedan amenazar a los pozos petrolíferos.
General Electric trabaja en el desarrollo de drones específicos para realizar inspecciones en sus torres petrolíferas.
Los helicópteros que están desarrollando en General Electric destacan por contar con una longitud de 540 mm de largo y un peso cercano de los 9 kilogramos. A pesar de este tamaño tan contenido, estos drones serán capaces de volar a una velocidad de 80 kilómetros por hora con una autonomía superior a los 40 minutos de vuelo. Según los resultados de las primeras pruebas realizadas a este proyecto, gracias a estos peculiares drones se podrían realizar inspecciones tres veces más rápido comparadas con las realizadas actualmente por humanos.