Obsolescencia programada: el arte del engaño para que gastes más…

obsolescencia programada

La obsolescencia programada es un extraño fenómeno que los consumidores conocen y temen. Pero, a pesar de ser un secreto a voces, aún hay mucho secretismo. Además, los fabricantes de todo tipo de productos y servicios lo han convertido en un arte para poder conseguir más beneficios a costa de que los clientes tengan que sustituir sus dispositivos de forma precipitada.

Esto conlleva una serie de problemas, no solo el económico de obligar a los usuarios a invertir en comprar nuevos productos. También implica otras desventajas claras, como generar una mayor cantidad de emisiones y residuos que no contribuyen para nada a un sistema más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

¿Qué es la obsolescencia programada?

obsolescencia programada

La obsolescencia programada consiste en producir bienes con una vida útil corta para que los consumidores tengan que repetir la compra a corto plazo. Este mal en la industria no es nuevo ahora, aunque ahora es cuando más se habla de ello. Ya lleva mucho tiempo implantado en el sector. De hecho, uno de los primeros productos en verse afectado por este fenómeno fueron los primeros prototipos de bombillas de Thomas Alva Edison en el año 1901.

El propio Edison creó un prototipo de duración de 1500 horas, lo que resultaría un éxito para las ventas de las compañías encargadas de su fabricación. Es posible crear bombillas mucho más duraderas, sin embargo, hacerlo supondría que no se venderían tanto. También se crearía el Cártel Phoebus para sancionar a todos los fabricantes que creasen dispositivos que durasen más de 1000 horas. Toda una trama pactada en el sector para llenarse los bolsillos y vaciártelos a ti…

Por aquel entonces no existía conciencia ecológica, ni derechos del consumidor, por lo que el mundo entero comenzó a tragar con esta práctica que dura hasta la actualidad. Además, vendrían nuevos hitos para esta práctica, cuando se expandió a otros muchos sectores hasta contaminar todo el mercado de productos e incluso de bienes inmateriales o servicios como el software.

Recientemente, Apple es una de las compañías que más críticas ha recibido por la obsolescencia programada de sus dispositivos, como el caso del iPod, o la de algunos de sus iPhone que han llegado a causar incluso denuncias de ciertas organizaciones como la OCU.

Tipos de obsolescencia programada

Obsolescencia programada

De un modo sutil y casi transparente al usuario, los fabricantes y diseñadores lo tienen todo muy bien pensado para obtener el máximo beneficio de lo que producen. Sin embargo, las estrategias pueden ser muy diversas en cada producto, encontrando varios tipos de obsolescencia programada como:

  • Obsolescencia programada prestacional: es aquella que afecta a las prestaciones del producto que has adquirido. Por ejemplo, puede ser la capacidad de una memoria que se queda pequeña y tienes que comprar otra mayor, el rendimiento de una CPU, la potencia de un motor, etc.
  • Obsolescencia programada social o psicológica: se consigue mediante el marketing, mercadotécnia y la manipulación de la sociedad. Steve Jobs era todo un experto en ella. Es aquella que impulsa a los consumidores a tener un dispositivo para sentirse que forman parte de la normalidad social, o hacer ciertas artimañas para que el usuario piense que su dispositivo ya está obsoleto y debe cambiarlo. Por ejemplo, tener un iPhone como un objeto más chic e identitario de una clase social superior.
  • Obsolescencia programada funcional o por defecto: en este otro caso, la obsolescencia programada es la que hace que un producto se rompa o se deteriore una vez pasa el periodo de garantía para que tengas que sustituirlo por otro. Es una de las más extendidas de la actualidad, y seguro que habrás escuchado eso de «los X ya no duran como los de antes«, pudiendo sustituir X por coches, electrodomésticos, o lo que sea…
  • Obsolescencia indirecta: tiene relación con la anterior, ya que es aquella que impide que puedas reparar un producto por no haber piezas de recambio, porque el fabricante lo pone muy difícil para la reparación, o porque las piezas cuestan más que comprar uno nuevo.
  • Obsolescencia programada por incompatibilidad: puede ser similar a la prestacional, pero está dirigida a la incompatibilidad. Por ejemplo, cuando actualizan un sistema operativo y no soporta un dispositivo y te obliga a comprar uno más nuevo si quieres disfrutar de las mejoras, o un nuevo puerto incompatible con los anteriores, etc.
  • Obsolescencia por notificación: suele ser muy frecuente en impresoras o multifunciones, cuando el dispositivo avisa de que los cartuchos de tina o toners están obsoletos o deben cambiarse, o que ciertos limpiadores de los cabezales de tinta se preparan para que dejen de funcionar en un cierto tiempo, actualizaciones de firmware que te obliga a dejar de usar ciertos consumibles compatibles, etc.
  • Obsolescencia ecológica: cuando te hacen comprar otro nuevo producto que supuestamente es más sostenible, eficiente energéticamente y respetuoso con el medio ambiente. Y tal vez sea así, pero también puede ocurrir que sustituirlo genere más problemas de los que soluciona, por ejemplo, generando e-waste o basura electrónica. Además, este término se relaciona mucho con el greenwashing o el lavado de cara verde que quieren aparentar muchas empresas…

Otros sectores diferentes al hardware y software también tienen otras obsolescencias, como la estética para la industria de la moda y accesorios, por fechas de consumo preferente o caducidad para alimentos o medicamentos, etc.

Ventajas y desventajas de la obsolescencia programada

ventajas y desventajas

Realmente la obsolescencia programada tiene pocas o ninguna ventaja para el consumidor. Tan solo trae problemas para él. Los beneficios son solo para las empresas que venden estos bienes, ya que son los que se benefician cuando tienes que comprarles nuevos dispositivos. Es decir, su único objetivo es el lucro económico.

Sin embargo, eso trae problemas muy importantes que derivan de esta práctica, como:

  • El impacto en las economías de los consumidores.
  • La generación de mayor cantidad de e-waste o basura electrónica (y otros tipos de desechos y residuos derivados) que contamina o no se termina reciclando.
  • Un consumo mayor, lo que implica la explotación de más recursos y una industria menos sostenible.

¿A qué sectores afecta?

Industria

La obsolescencia programada no solo afecta al mundo de las nuevas tecnologías, como el hardware y software, también a otros muchos, como los vehículos, la moda, alimentación, la industria farmacéutica, y un largo etc.

Lucha contra la obsolescencia programada

bandera de Europa

Para combatir la obsolescencia programada se necesita un compromiso de la clase política para poner sanciones a quien la practique y regular para evitar que se haga. Sin embargo, muchos gobiernos son algo reticentes a ello por presiones económicas de los distintos grupos de presión del sector industrial afectado.

El cambio climático y una mayor concienciación de los usuarios están contribuyendo a que algunos organismos comiencen a crear leyes para luchar contra la obsolescencia programada. Un caso de ello es la Unión Europea, que ha creado una serie de protocolos para beneficiar a los consumidores europeos. Por ejemplo, extender los años de garantía, permitir la reparación de los productos y hacer que los fabricantes faciliten ésta con los diseños modulares y la producción de repuestos durante un largo periodo, la estandarización de algunos componentes (p.e.: cargadores), uso de etiquetado que muestre la fiabilidad de los dispositivos para ayudar al consumidor a elegir mejor, etc.

Todo esto contribuirá muy positivamente en el impacto ambiental y en la lucha contra el cambio climático, además de hacer que los consumidores tengan productos con mayor fiabilidad y que ahorren dinero.

Como usuario también puedes poner en práctica algunas acciones que ayudarán a luchar contra la obsolescencia programada:

  • Priorizar la compra de productos más fiables y modulares.
  • Reutilizar productos vendiéndolos como de segunda mano o donándolos para darle una nueva oportunidad.
  • Reciclando y desechando correctamente. Esto, aunque no contribuye directamente a la lucha de la obsolescencia programada, sí que es una buena práctica para evitar que la basura termine contaminando o en vertederos no adecuados.
  • Promover la cultura del consumo responsable, tanto a nivel social como ambiental.
  • Adquirir productos que te facilitan la reparación, ya sea con partes que se pueden extraer para su sustitución, o de fabricantes que dan soporte y recambios a largo plazo.
  • Cuidar tus productos para alargar su vida útil.

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  1.   raas dijo

    Muy buen artículo! Gracias!

    1.    Isaac dijo

      Muchas gracias a ti por leernos!