Existen varios tipos de termómetros, unos de ellos son los conocidos como termómetros de laboratorio. Unos dispositivos de medición que se usan para monitorizar y poder controlar las temperaturas de forma precisa en laboratorios. Son muy útiles para multitud de experimentos que necesitan hacerse a temperaturas específicas.
Como las aplicaciones en las que se emplean son bastante críticas, no son válidos cualquier tipo de termómetro. Estos termómetros de laboratorio suelen tener gran fiabilidad, además de ser resistentes y seguros para uso en estos entornos científicos.
¿Qué es un termómetro de laboratorio?
Un termómetro de laboratorio es un termómetro digital o analógico utilizado como en mediciones en ensayos de laboratorio donde la temperatura tiene gran relevancia. Por tanto, deben ser precisos, para dar los datos lo más próximos a la temperatura real posible, así como resistir a ciertas condiciones, como la corrosión si se usan ácidos, las temperaturas extremas a las que se realiza el experimento, etc.
Aunque estén destinados a la comunidad científica, cada vez se compran más en el hogar para makers o personas que hacen algunos experimentos domésticos donde necesitan monitorizar la temperatura para no alterar los resultados de aquello que estén haciendo.
Además, estos termómetros de laboratorio deberían tener una serie cuidados básicos para su correcto mantenimiento y almacenamiento seguro. Por ejemplo:
- Etiquetado del termómetro de laboratorio para identificarlos según sus características.
- Higiene para que no le queden restos de sustancias químicas que puedan alterar otros experimentos donde uses el mismo termómetro.
- Respetar siempre los rangos máximos y mínimos de trabajo especificados por el fabricante.
- Protección en caso de usarlo dentro de agitadores.
- Almacenamiento en un lugar seguro que evite su deterioro.
- Calibración constante para comprobar que sigue conservando su precisión y fiabilidad.
Aplicaciones de los termómetros de laboratorios
Las aplicaciones de los termómetros de laboratorio pueden ser muy diversas. Existe una enorme cantidad de experimentos o ensayos donde se necesita controlar la temperatura, desde los más básicos donde se trabaja con pasos entre diferentes estados de la materia, como el estado sólido, líquido y gaseoso, hasta otros donde se realizan soluciones a ciertas temperaturas, etc.
Por ejemplo, se pueden utilizar para:
- Controlar la temperatura de los cambios de estados de agregación de la materia: fusión (sólido a líquido), solidificación (líquido a sólido), vaporización (líquido a gas), condensación (gas a líquido), sublimación (sólido a gas) y sublimación inversa (gas a sólido).
- Medir propiedades físicas de materiales según la temperatura a la que se encuentran.
- Control de procesos químicos que necesiten desarrollarse a una determinada temperatura. Por ejemplo, algunas reacciones enzimáticas.