A raiz de del uso de ese misil de más de 3,5 millones de dólares utilizado para derribar un simple dron que costaba poco más de 200 dólares, a surgido una gran cantidad de proyectos que precisamente buscan conseguir abaratar en todo lo posible algo tan simple como mantener esta clase de aeronaves, a las que todo el mundo puede tener acceso, alejadas de los espacios aéreos restringidos de cada país o a zonas bélicas donde un ejército literalmente, como fue el caso, no puede dedicarse a matar moscas a cañonazos.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el gobierno ruso son los drones de ala fija militares, una nueva arma que puede atacar mientras es controlada a varios miles de kilómetros de distancia por una persona. Curiosamente, según las autoridades militares del país, advierten que, si bien de momento este tipo de drones no les preocupa demasiado debido a que ya cuentan con armas económicas capaces de eliminarlos, lo cierto es que poco a poco van evolucionando en cuanto a cualidades y costes, por lo que no está de mas desarrollar algún tipo de sistema capaz de neutralizarlos.
Krasuja es el nombre con el que Rusia a bautizado a su sistema capaz de neutralizar cualquier dron a más de 300 kilómetros de distancia.
Uno de los programas que más preocupa a los ejércitos de Rusia pasa por esas prácticas que está realizando Estados Unidos mediante las cuales pretenden equipar a sus cazas con enjambres compuestos por multitud de drones, lo que supondría que no habría posibilidad de ofrecer una defensa férrea ante el ataque de muchas unidades y, claro está, no pueden lanzar cientos de misiles al aire esperando poder contener un ataque como este.
Ante esto, las Fuerzas Armadas de Rusia han sido equipadas con lo que ellos mismos han bautizado como Krasuja, un sistema capaz de eliminar satélites espía, radares aéreos y terrestres e incluso interrumpir e interceptar los sistemas de control de los drones enemigos. Como era de esperar, las características técnicas de Krasuja son clasificadas pero, según varias fuentes, al parecer la plataforma sería capaz de operar hasta a 300 kilómetros. Según declaraciones de Serguéi Chémezov, director de la corporación de tecnologías Rostec:
Rostec creó un sistema de guerra electrónica con el cual se pueden estropear los aparatos de control de drones. Los equipos de a bordo ‘se queman’, y el dron se convierte en un pedazo de hierro.